Del laboratorio a la vida real: la llamada de atención de una madre sobre la seguridad infantil en el vehículo

Un pitido penetrante resonó en el vasto edificio revestido de piedra. En el mismo momento, escuchamos un clic, un crujido similar a un látigo y el sonido inconfundible de algo que se aceleraba.

Desde nuestro mirador con paredes de cristal, en lo alto del Centro de Seguridad de Volvo Cars, Sara, una empleada de Volvo Cars, vio cómo un coche salía a toda velocidad de un túnel y se dirigía hacia un enorme bloque de hormigón.

El impacto fue repugnante. El crujido del metal al chocar con un objeto inamovible, las explosiones de los airbags que se despliegan en un instante, el crujido del capó. Sonidos que nunca antes había escuchado en la vida real.

Y dentro de esa nube de bolsas de aire, supe, que había un maniquí de test de choque, del tamaño de un bebé, atado a un asiento de automóvil.

"La misma silla de coche que usa mi hija"

Siempre he sido muy estricta con la seguridad de los coches. Mi madre ni siquiera arrancaba el coche hasta que todo el mundo tenía puesto el cinturón de seguridad. Siempre tuvimos asientos para bebés o elevadores, y desde una edad temprana, nos enseñaron sobre los peligros a los que se enfrentan los niños en los automóviles.

Pero no fue hasta que me mudé a Suecia y empecé a trabajar en Volvo Cars que realmente asimilé el mensaje.

Después de presenciar mi primer test de choque, me mostraron imágenes que comparaban el impacto en un maniquí de prueba de choque infantil en un asiento de seguridad orientado hacia adelante con otro orientado en sentido contrario a la marcha. Eso también me hizo sentir mal. Fue todo lo que necesitaba para mantener a mis hijos mirando hacia atrás el mayor tiempo posible.

Pero es fácil decirlo desde una perspectiva sueca: aquí es la norma.

Sin embargo, en mi país de origen, las cosas son diferentes. A los niños de tan solo un año se les coloca en asientos de seguridad orientados hacia adelante, los niños pequeños viajan sin elevadores y tanto los niños como los adultos se colocan la correa del pecho del cinturón de seguridad detrás de ellos porque "es incómodo".

Cuando vamos de visita a casa e insistimos en alquilar un asiento de seguridad orientado en sentido contrario a la marcha para nuestro pequeño, nos enfrentamos a muchas preguntas de familiares y amigos: "¡Se ve tan incómoda! ¡Me marearía en el coche!", e incluso se burlan por instar a todo el mundo a que se pongan bien los cinturones de seguridad: "¡Me pica en el cuello!".

Pero para mí, no es negociable. Y como mis hijos nunca han conocido nada diferente, se suben a sus asientos de seguridad sin cuestionar.

Espero que nunca, nunca experimenten un accidente automovilístico.

A menos que algún día, sigan mis pasos y vean de primera mano los increíbles avances en seguridad de Volvo Cars.